tag:blogger.com,1999:blog-8714974798606859762024-03-12T17:39:47.868-07:00Nina PanzotasEva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.comBlogger31125tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-67958467235505322642013-04-05T02:31:00.000-07:002013-04-05T02:31:27.155-07:0031 - ¡Yo lo quiero sacar!Llegó el puente de mayo. Hacía muy buen tiempo y se nos ocurrió, a Rafa y a mi, invitar a Cris y a Kichín a venirse con nosotros a la casa de Trillo. Por supuesto con la idea de que se trajeran con ellos a Lúdobich, Carlotilla y la Gordita que harían las delicias de Nina.<br />
<br />
La llegada a la finca siempre era triunfal. Los perros salieron como locos de los coches inspeccionando los alrededores de inmediato, dejando pises de "aquí estoy yo y tu no vengas" y, sobre todo Panzotas, ladrando al aire anunciando a los cuatro vientos su saludo-aviso, no fuera ser que se colara algún intruso.<br />
<br />
Soltamos los bártulos, colocamos las cosas y antes de comer decidimos bajar al río. Tuve que tener fe en el instinto de Nina y mantener una calma vigilante porque allí se precipitó todo. Ella seguía al líder, no podía evitar sentir admiración por todo lo que el hacía, por su fuerza, por su valor, por todo lo que con el aprendía. Lúdobich hizo demostraciones increíbles para todos los presentes.<br />
<br />
Comenzamos tirándole palos al agua lo más lejos que podíamos. Los arrastraba la corriente río abajo, con rápidos incluidos. El nadaba tras ellos lo más rápido que podía. Muchas veces lo perdíamos de vista y al poco aparecía por tierra con la rama en la boca. Una vez y otra vez. Era incansable. Panzotas le ladraba y perseguía hasta que el agua le cubría la barriga pero de ahí no pasaba. ¡Chica lista! Se habría ahogado seguro. Le seguía con la mirada lloriqueando e incluso temblando porque el agua estaba muy fría aún.<br />
<br />
Kichín, que era más exagerado aún que su perro, encontró un árbol mediano, le quito las ramas que pudo y, animando al schnauzer gigante, lo tiro al centro del río. Panzotas estaba desenfrenada saltando y ladrando como una histérica envidiando no atreverse a hacer lo mismo. Ludo salto tras el atrapándolo y sacándolo río abajo.<br />
<br />
Agotado de nadar, su amo decidió comenzar otro juego. Cogió una piedra rodada del tamaño de una deportiva y la lanzó al agua. Esta vez la blanca se quedó sin aliento al ver desaparecer bajo el agua al perrazo. Yo también, la verdad. Al poco ascendió con el pedrusco entre lo dientes y lo acercó a la orilla. <br />
<br />
Allí intentaba cogerlo de nuevo y daba pavor ver el cuidado que ponía al colocar las mandíbulas para atenazarlo. Me fijé que sus colmillos estaban limados, seguramente de haber hecho eso en más ocasiones. Panzotas le observaba con mucha atención y con sus patitas movía pequeñas piedras sumergidas muy cerca de la orilla e introducía un poco el hocico intentando hacer lo mismo que su héroe.<br />
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<em>¡Yo lo quiero sacar también!</em></div>
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No parecía que la gustara la sensación de morder una roca porque enseguida la soltaba y pasaba a removerla con la pata de nuevo.<br />
<br />
La hora de la comida había llegado y debíamos marcharnos. El primer encuentro con sus amigos en el río había sido mágico para la pequeña Nina.<br />
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<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-39340623954180349352013-03-29T03:24:00.000-07:002013-03-29T03:24:16.065-07:0030 - Ya no podemos más<br />
A medida que iba transcurriendo la primavera, que en Madrid es corta y solemos pasar del invierno al verano en un suspiro, disfrutábamos más tiempo de la calle y los parques paseando y haciendo amigos.<br />
<br />
Por las tardes noches y durante los fines de semana nos reuníamos con más y más perros. Conocimos a Holly, una teckel de pelo duro muy activa, a Ada, una cocker inglés de color dorado muy buena, a Lola, una perrita mestiza de pastor alemán un poco locuela, a López, otro mestizo pequeño que siempre llevaba un pañuelo rojo al cuello, a Marco, un cocker americano muy independiente, y su compañero Odi, un yorkshire muy simpático, y a muchos más. Era Fácil que nos acabáramos juntando con más de diez perros.<br />
<br />
Nuestro lugar de reunión habitual eran los jardines de la Plaza de Oriente pero si teníamos tiempo nos bajábamos a los de Sabatini que estaban resguardados y más vacíos.<br />
<br />
Sabatini era el lugar preferido sin excepción por todos los canes porque se les podía soltar sin miedo a que escaparan. ¡Y tenían piscina!. El estanque central, poco profundo, para algunos de ellos era pura DIVERSIÓN, así, con mayúsculas. Domingo, un perro de aguas marrón. era el más aficionado. Solo pensaba en que le tiraran la pelota al centro para ir a recuperarla. Panzotas le observaba con devoción porque ella no era tan valiente como para tirase. Solo se atrevía a subirse sobre las cajas de los focos que estaban sumergidas bajo el agua. Allí le cubría escasamente hasta la barriga y aprovechaba para beber y refrescarse los bajos.<br />
<br />
Cuando era posible quedábamos con Tina. Margarita y ella se bajaban siempre la pelota. A Tina el agua no le hacía mucha gracia pero, como ya sabéis tenía la pelota de sus sueños y jugaban y jugaban hasta que el sofoco del ejercicio y del calor del sol las llevaba a refugiarse bajo la sombra de algún árbol.<br />
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<em>Ya no podemos más</em></div>
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Nina pasaba mucho tiempo observando a los demás e inspeccionando los alrededores. Si alguien llevaba premios no le perdía de vista. Y como sabéis prefería jalear a algún perro antes que esforzarse por recuperar un juguete. Eso alguna vez casi le cuesta un bocado por pesada.<br />
<br />
Alguna vez nos subimos con alguna de las perritas rebozadas en caca. Y en estos casos no era de vaca si no de humano. Había gente que se escondía entre setos y arbustos a evacuar. Ningún, repito, ningún perro es capaz de resistirse a revolcarse sobre una. Luego echan la culpa a los perros de toda la porquería que hay por la calle.<br />
<br />
Tras más de hora y media volvían a casa a rastras, acaloradas, molidas, sedientas y hambrientas pero muy felices.Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-2721406251627192542013-03-22T02:00:00.000-07:002013-03-22T02:00:02.631-07:0029 - ¿Qué hago?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Al poco tiempo Cris me propuso un nuevo trabajo. En Gattos, una clínica veterinaria especializada felinos como su propio nombre indica pero donde también acudían clientes de más especies. </div>
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Allí Marisa y Santiago, los dos socios veterinarios, tenían varios inquilinos. Los permanentes eran un montón de peces de colores en un gran acuario y un gato, Simba, de raza Bosques de Noruega, que se dedicaba a observarlos a través del cristal e intentar pescarlos cuando tenía oportunidad. La ocasional era Ino, de Inocencia, una fox terrier muy simpática.</div>
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Como estaba cerca de mi casa y tenía que cruzar el Parque del Retiro decidí comenzar a llevar a Nina allí a sus consultas y de paso nos dábamos un lindo paseo.</div>
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El primer día que cruzamos la puerta fue toda una experiencia para Panzotas. Primero apareció Ino a saludarme y cuando vio a mi perrita la obsequió con un motón de besos en los morros a base de continuos lametones. La blanca no sabía hacia donde mirar para evitar tal efusividad. Tras ella vino Simba que era más grande que Nina y pesaba como dos kilos más que ella. Se quedo al principio petrificada mirando al gato que se la acercó sin ningún miramiento ni atisbo de miedo y se puso a frotar lomo contra lomo. Panzotas no sabía como reaccionar, le miraba y se apartaba pero el volvía acaramelado a saludarla a su manera. Hasta que comenzó a pasarle la peluda cola por encima, incluso por la cara y el hocico provocando un ataque de estornudos.</div>
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<em>¿Qué hago?</em></div>
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Cuando descubrió que no pasaba nada se quedó algo más tranquila, aunque, como podéis suponer, lo de estar en la consulta del veterinario la tenía bastante inquieta ya. Pero si el minino se paseaba por delante de sus narices no le perdía de vista.</div>
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Se sintió feliz y liberada nada más volver a cruzar la puerta, dirección la calle. Tiraba de mi hacía el parque como una mula. A partir de ese encuentro su relación con los gatos fue siempre respetuosa, a menos que corrieran delante de ella.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-62091908204128493182013-03-15T02:00:00.002-07:002013-03-15T02:00:23.956-07:0028 - ¡Esto es un rollo!<br />
Estaba adquiriendo mucha práctica ayudando a Cris en la peluquería. Iba dos veces por semana a Arturo Soria donde ella trabajaba también. Allí llevaban perros de muchas razas diferentes y ella me explicaba como era el corte de pelo adecuado y como debía proceder. Yo, con mucho cuidado, iba aprendiendo día a día. Los canes son muy buenos en general, lo que ocurre es que algunos llevan peor el estrés y el miedo que otros. Todos sin excepción intentan escapar de tu alcance en todo momento por lo que suele haber que sujetarlos mientras están sobre la mesa o dentro de la bañera. Y lo que más les asusta e incomoda son los secadores-expulsadores. El aire que despiden va muy rápido, tanto que el agua sale disparada, no suele estar muy caliente, y el ruido es infernal, mucho más que el de una aspiradora.<br />
<br />
Llegado el momento hice una lista que incluía tijeras, cardas, peines, cortauñas, maquina de pelar, cuchillas para la máquina, expulsador pequeño y demás cachivaches que iba a necesitar para trabajar. Cuando Cristina me propuso ir su clínica, me puse en marcha y compre las cosas.<br />
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Para probarlas me dispuse a cortarle el pelo a Panzotas.<br />
<br />
La subí a una mesa y la sujeté mientras ponía la máquina en marcha. Ella la miró intentando escabullirse. Se la acerqué al cuerpo y tranquilizándola la puse sobre su cuerpo solo para que sintiera la vibración. Dio un respingo pero como vio que no pasaba nada se quedó quieta. Y comencé a raparla.<br />
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<em>¡Esto es un rollo!</em></div>
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El repaso del culo y barriga no le hizo mucha gracia. Luego con tijeras redondeé los pies y tooooda la cabeza. Con las de entresacar rebajé un poco el paso de la zona de la máquina a la zona virgen. Mientras Nina me miraba a los ojos pendiente de que la dijera ¡ya está! pero eso no llegaba. Lo que menos le gustó fue cuando le quité los pelos de entre las almohadillas. Se sentaba, se volvía, no sabía como librase. Casi se tira de cabeza cuando la bajé de la mesa. Se sacudió como una loca. </div>
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Después vino el baño. Ahí solo intentó trepar para escapar pero en general se portó bien. Aunque, como ya sabréis los que tenéis perro y lo habéis bañado vosotros se quieren sacudir a toda costa. Un truco para que lo hagan lo menos posible es mojarles la cabeza al final y sobre todo intentar que no les entre agua en los oídos. Mojada y enjabonada estaba irreconocible. Una mortadela de Bolonia con patas y cabecita con los ojos un poco saltones.</div>
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En la recta final se lo pasó genial. Ya frotarla con la toalla le produjo tal placer que no paraba de embestirla a cabezazos y de retorcerse, arqueándose como un gato, emitiendo gruñidos de placer y resoplando. Pero con el secador le pasó igual, menos en la cara, claro. Me bailó un taconeado cuando la acariciaba el pelo para moverlo de un lado a otro. Parecía hasta que sonreía.</div>
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Cuando por fin la solté salió corriendo a revolcarse en alfombras y sillones como una posesa.<br />
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-23585652644764480442013-03-08T02:26:00.001-08:002013-03-08T02:26:13.567-08:0027 - ¡Déjame la pelota!<div style="clear: both; text-align: left;">
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Paseando Panzotas y yo por el parque, tiempo antes, nos habían parado una chica y su madre para saludar a la perrita y acariciarla un poco. Eran Pilar y Pilar y me contaron que a su otra hermana e hija, respectivamente, pronto la regalarían una cachorrita de westy. Estaban muy entusiasmadas con la idea.</div>
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Cuando más adelante nos encontramos con Tina, una pequeña westy, y Margarita, su mami humana, no caí en la cuenta de que era ella.</div>
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Tina y Nina se llevaron muy bien desde el primer momento. Se hicieron amigas, casi parecían hermanas. Compartían juguetes y nunca se pegaron por ellos. Aunque tenían antepasados comunes su forma de ser era bien distinta. Tina era una terrier con mucho carácter y había ciertas cosas que la sacaban de sus casillas. Correr cerca la provocaba ganas de ladrar y pararle los pies al que fuera. No soportaba ver rodar unos patines alrededor sin querer cazarlos. Tampoco ningún ciclista se libraba de ser perseguido y acosado. Pero lo más divertido era cuando pasaba a nuestro lado una ambulancia sonando la sirena. Tina se paraba y aullaba amargamente acompañando la triste música.</div>
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¿Os acordáis que os contaba que Nina no te devolvía la pelota cuando se la lanzabas y pasaba de todo? Pues para su amiga era el juego preferido. Pero con su pelota naranja porque las demás no le hacían tanta gracia. Tenía verdadera devoción por esa pelota y lo curioso es que lograba contagiársela a los demás perros. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvI-BDQraJtC6gWa_ffw1gNo2_qbS13-_in3e6TExsN90HWWU2kk62DVKGDtyKOxdN8fdMLH1Bl52D5tYnUxOwpl8OTa5SGRdzVZfZXqbpo9K8oNuqPMExCS_FZt22h9wVXufXTfR1uwtf/s1600/nina-y-tina.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvI-BDQraJtC6gWa_ffw1gNo2_qbS13-_in3e6TExsN90HWWU2kk62DVKGDtyKOxdN8fdMLH1Bl52D5tYnUxOwpl8OTa5SGRdzVZfZXqbpo9K8oNuqPMExCS_FZt22h9wVXufXTfR1uwtf/s1600/nina-y-tina.gif" /></a></div>
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<em>¡Déjame la pelota!</em></div>
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Ya podía haber cuatro perros y cuatro pelotas que todos querían la naranja.</div>
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Había gente que al vernos juntas con las perras pensaba que éramos hermanas nosotras y ellas. Así comenzó una larga amistad.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-11030993138368422672013-03-01T00:26:00.000-08:002013-03-01T00:26:06.466-08:0026 - ¿Y si miro para abajo?Llegaron las segundas navidades y nos reunimos todos, mis padres, mis hermanos y las perritas.<br />
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Yo le había comprado a Nina un abrigo de lana rojo que parecía soportar bien aunque no le dejaba estirarse con entera libertad y en cuanto se lo ponías empezaba a restregarse contra esquinas, sillones piernas y todo lo que pillara. Literalmente se tiraba contra ello y gruñía de placer al frotarse. Más aún cuando rascabas su lomo por encima. Levantaba el culo hacia arriba ayudándose con una pata que dejaba apoyada solo por las uñas y la otra pata que elevaba en el aire. Las alternaba en una especie de baile de claqué.<br />
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Con sinceridad, los westies no necesitan ningún abrigo extra en invierno a parte de su propio pelo.<br />
<br />
Llevaba mejor el tema impermeable, que era también rojo y de vinilo. Ese color la sentaba de maravilla. En general cualquier color que fuera contundente. Era práctico porque no se mojaba todos los pelos de la barriga cada vez que llovía y salíamos a la calle, sobre todo por Madrid donde se convertía en chapapote de agua sucia. Aunque la producía el mismo picor que la lana prefería no mojarse. Nunca le gustó la lluvia. Bajaba las orejas para que no le entrara el agua dentro, entrecerraba los ojillos y si era muy abundante no hacía ni pis ni caca, pasaba de todo y tiraba de ti hacia casa.<br />
<br />
Esto venía al caso porque mi madre le había confeccionado un gorrito de Papa Noel tejido a su medida con un pompón enorme para que recibiera el año con algo nuevo y rojo y de paso verla disfrazada de algo.<br />
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La habíamos vestido con el abrigo pero el problema empezó al intentar colocarle el gorro. Metíamos sus orejas dentro y lo atábamos con unos cordelillos que tenía a los lados. Panzotas miraba al suelo y el gorro se escurría de su cabeza. Vuelta a empezar. Y la blanca veía con el rabillo del ojo un pompón a la altura de la boca. ¡Ñam!. Gorro fuera. Conseguimos que se estuviera quieta el tiempo suficiente para sacarle una foto. Su cara era un poema.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1zp62C9gM3fzoG1kzu3pzYLBRDaEPVe4TWZVY8Pfc4cr71Zc6C8pQrITKCscbfdxoWNTrhylD0vp-lOCNVAhYypgybGP13xoRLqgwZdwlpd3piNJ4MUFFzOGo1NdD9gix2LIcv8ihx-tj/s1600/nina-navidad.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1zp62C9gM3fzoG1kzu3pzYLBRDaEPVe4TWZVY8Pfc4cr71Zc6C8pQrITKCscbfdxoWNTrhylD0vp-lOCNVAhYypgybGP13xoRLqgwZdwlpd3piNJ4MUFFzOGo1NdD9gix2LIcv8ihx-tj/s1600/nina-navidad.gif" /></a></div>
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<em>¿Y si miro hacia bajo?</em></div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-28491009544617384172013-02-22T02:25:00.002-08:002013-02-22T02:25:48.813-08:0025 - ¡Toma! ¡toma!Estábamos de visita en casa de mis padres y a Conchita se le ocurrió hacer un experimento con Nina.<br />
<br />
Había comprado una bolsa de globos de colores e hinchamos uno. Lupe, la yorkshire de mi madre, nada más verlo empezó a alejarse volviéndose para mirarlo de poco en poco y al final decidió esconderse en una habitación. Solo el ruido al inflarlo ya no la gustaba.<br />
<br />
Panzotas que empezó a ver como se convertía en una pelotita, una pelota y al final en un balón no paraba de agitarse, saltar y gruñir de ansiedad por atraparlo. Conchita lo soltó y la perra tardó dos segundos en hincarle las uñas y hacerlo explotar. La blanca se quedó pasmada a la vez que decepcionada. Pero no se asustó ni un poquito con el ruido. Parecía pensar "¿Qué ha pasado?". <br />
<br />
Enseguida se le pasó la impresión porqué yo ya estaba hinchando otro. Cuando ya lo tenía anudado, a la vez que se lo enseñaba, la iba aleccionando y explicando que tenía que hacerlo ¡despacio! y se lo volví a tirar. Esta vez intentó atraparlo a bocados. Como era grande al chocar con su hocico salía disparado hacia arriba. Yo se lo devolví y ella de nuevo a mi.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsieKie66o-pumTU5-1EUMf_4PmPT9zpMEXPkRkgNGyGVDTAfi2zIiBzucA7BvGvc38Xa50iewPWR6tEDnfBDWdmKjHgScTO0OEIPYPRVG1-iICfhHyfi8pkLtvLISerOjJ3q6lLwNGrGa/s1600/nina-globo-A.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsieKie66o-pumTU5-1EUMf_4PmPT9zpMEXPkRkgNGyGVDTAfi2zIiBzucA7BvGvc38Xa50iewPWR6tEDnfBDWdmKjHgScTO0OEIPYPRVG1-iICfhHyfi8pkLtvLISerOjJ3q6lLwNGrGa/s1600/nina-globo-A.gif" /></a></div>
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<em>¡Toma! ¡toma!</em></div>
<br />
Duramos unos cuantos pases. Lupe estaba de vuelta y la miraba horrorizada intentando por todos los medios estar lo más lejos posible del globo. Cuando cayó al suelo la westy recorrió toda la casa dándole narizazos hasta que, una vez lo hubo arrinconado en una esquina, consiguió morderlo por el nudo y se puso a sacudirlo de un lado a otro a toda velocidad. El sonido que hacía al chocar en un lado y otro de su cuerpo asustó a la Yorkshire que volvió a huir precipitadamente al dormitorio.<br />
<br />
¡Pum! Un estallido y Nina olfateando los restos de goma. Unos segundos y otro globo preparado para jugar. Así pasamos una tarde entera. Estaba claro que los sonidos fuertes no la daban ningún miedo.<br />
<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-88630369502671668482013-02-15T01:14:00.000-08:002013-02-15T01:14:53.710-08:0024 - ZzZzZzZz<br />
Nina iba adquiriendo su propia personalidad. Y hay que reconocer que tenía mucha. La daba por pensar y es lo que tiene.<br />
<br />
La gustaba dormir siempre con almohada, si dormía en la cama. Ya fuera un cojín o apoyada en una pierna cuando descansaba en el sillón o sobre alguna zapatilla, ropa o algún juguete cuando lo hacía en el suelo. Su cabeza siempre debía estar más alta que el resto del cuerpo.<br />
<br />
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<br /></div>
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<em>ZzZzZzZz </em></div>
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<em></em> </div>
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Una vez la cogí en brazos dormida y se desmadejaba, como si estuviera desmayada, tanto, que por un momento creí que estaba muerta hasta que agitándola mucho, porque me asusté de verdad, empezó a tomar conciencia de que algo la estaba moviendo y se despertó. ¡Vaya sueño tan profundo!.</div>
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Casi nunca hacía caso al ¡ven aquí!. Tuve que hacer algo mal, algo que no recuerdo. Eso o que ella era muy lista, ya que cuando consideraba conveniente venía al instante. Eso ocurría cuando le enseñaba la correa para ir a la calle, algo para comer o algún juguete. Sin embargo cuando no veía motivo para moverse de donde estaba, sencillamente, no lo hacía. Si no tenías nada en la mano, si ella se maliciaba que la ibas a regañar o a hacer algo que no la gustaba te miraba y no movía ni un pelo. Ya la podías llamar muy amablemente o muy enfadada que no venía. Para casos extremos teníamos que utilizar el truco de la cerilla y entonces corría como una fiera hacia nosotros. </div>
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Y ya ni os cuento si el que la decía "ven aquí, bonita" era un desconocido. Entonces su reacción era salir disparada en dirección contraria. Bueno, ni desconocidos ni conocidos a medias. Ahí solo funcionaba el "toma"con chucherías bien visibles. Nunca hubo que explicarle aquello de "¡no te subas encima de este señor!". </div>
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Jugando también era muy particular. La lanzabas la pelota en el parque y cuando la alcanzaba te esperaba olisqueando los alrededores a que llegaras, no hacía el menor esfuerzo por llevártela de vuelta. Eso si se dignaba a perseguirla porque la otra versión del juego consistía en "si tu la tiras, tu vas a por ella y mientras yo te espero aquí". Cuando participaban más perros en el juego ella prefería perseguirles a ellos labrándoles, lo cual a muchos no les hacía ni pizca de gracia. Más de una vez estuvo a punto de montarse una gresca.</div>
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Lo único que podías tirarle que siempre te traía era el cojín, y era en casa, claro. Debe ser porque al alcanzarlo lo zarandeaba salvajemente de un lado a otro como si fuera una alimaña y eso la excitaba.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-91957796602189348942013-02-01T02:49:00.000-08:002013-02-27T12:51:30.416-08:0023 - Aquí hago pie<br />
Cada día bajábamos al río.<br />
<br />
Era divertido fijarse en Nina. Mojada perdía mucho. Sobre todo si por error caía de cabeza al agua al saltar de roca en roca en los rápidos. Aparte del susto que yo me llevaba. Era angustioso verla bucear intentando subir a la superficie cuando todo el agua la empujaba hacia el fondo. Yo tardaba centésimas de segundo en zambullirme a su lado y tirar de ella sacándola fuera. Luego se le quedaba cara de pito, con un hocico delgado y corto y los ojos un poco saltones. El pelo pegado a su cuerpo destacaba su forma de mortadela de Bolonia sobre unas cortas y, en comparación, delgadas patas.<br />
<br />
<br />
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<br /></div>
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<em>Mejor aquí, donde hago pie.</em></div>
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Y después venían los revolcones en la tierra, las piedras, las matas, las toallas o mejor contra nuestras piernas o nuestro cuerpo si estábamos sentados en el suelo. Parecía que sonreía de placer cuando cogías su toalla y la frotabas toda. Más aún cuando era la cabeza o el lomo pues además lo acompañaba de un ¡uuuuuuuummm! continuo.</div>
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Una cosa que la encantaba era correr ladrando hasta la orilla cuando hacíamos ranas con los cantos rodados. La desesperaba no poder alcanzarlas. Así se podía pasar horas. Empecé a pensar que los juegos que más excitación producían en ella eran los imposibles.</div>
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Tenemos muchas cosas que aprender de los perros. Una de ellas es que nunca hacen ni pis ni caca en donde van a beber o bañarse. Cerca si, pero no dentro.</div>
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Cuando estábamos tranquílamente secándonos al sol y escuchábamos a Panzotas gruñir y ladrar mirando al río ya sabíamos de antemano que venían piragüistas. Lo mismo ocurría cuando se acercaba alguien por nuestra linde o por la de enfrente. A ella no le gustaban los intrusos en "nuestro río".</div>
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Si de vuelta a casa parábamos en el pueblo a hacer la compra no le gustaba quedarse dentro del coche y era un requisito obligado bajarla al menos a dar una vuelta. Así saludaba a Blacky, el cocker de la tienda de todo un poco y miraba a los patos nadar en el pequeño embalse.</div>
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De vuelta a casa siempre le daba un profundo cepillado. Así perdía el kilo de tierra que aun llevaba encima. Se comía toda su ración de pienso con pollo y zanahoria y se subía a un sillón a dormir hasta que llegaba el último paseo nocturno. Siempre la preocupó mucho lo que creía ver entre las sombras imprecisas que destacaba la luz de la luna.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-73875178749504091022013-01-25T02:28:00.001-08:002013-01-25T07:11:52.965-08:0022 - ¿Dónde está?<br />
Una de las cosas que más le gustaba a Nina era perseguir lagartijas. En cuanto salía por la puerta de la casa de campo miraba muy pendiente lo que ocurría por el suelo. Allí donde daba el sol se estaba calentado alguna y al menor movimiento salía pitando. Hasta con el rabillo del ojo, Panzotas era capaz de descubrirlas.<br />
<br />
Su técnica de ataque era saltar sobre ellas para pisarlas con las patas delanteras. Daba saltos y más saltos. ¡Atrás, adelante, a un lado!. Una vez que yo la estaba observando de cerca acosó tanto al pobre reptil que no supo donde meterse y se subió encima de ella. Nina asombrada por su desaparición, como por arte de magia, me miraba sin pestañear y pendiente de cualquier movimiento mientras la lagartija disimulaba sin levantar un dedo sobre su cabeza.<br />
<br />
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<em>¿Dónde está?</em></div>
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El pobre bicho consiguió escapar aprovechando que la perra giró buscando detrás.</div>
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Teníamos un pequeño balde para lavar ropa de plástico que en verano llenábamos de agua. Lo poníamos bajo una hermosa encina, a la sombra, para que los pájaros pudieran beber.</div>
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También para uso de Panzotas, claro. En las horas de más calor, mientras yo tomaba el sol y perrita la sombra bajo mi tumbona, comenzaban a llegar casi siempre a la misma hora una bandada de pajarillos muy discretos. Llegaban tres posándose entre las ramas del árbol y observándonos con mucha atención comenzaban a desplazarse a saltitos tronco abajo. A la vez habían llegado otros cuatro, repitiendo la misma operación. Al final había unos veinte pajarillos azules bebiendo a la vez.</div>
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Nina ya llevaba un rato pendiente de lo que ocurría en el balde y no pudiendo aguantar tal osadía, saltaba, corriendo y ladrando como una fiera a espantarlos.</div>
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Un día que teníamos el portón de hierro abierto apareció un enorme mastín. Tranquilo como una vaca, se paseó por la finca haciendo caso omiso del escándalo que estaba montando Nina a base de ladridos. Hacía pis donde quería y mi perra me miraba sin saber que más hacer. Tuve que indicarle el camino de salida porque veía que la blanca se iba a quedar afónica.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-51801531309802146602013-01-18T01:42:00.001-08:002013-02-15T13:56:26.863-08:0021 - Llegar a la orilla<br />
Mientras hacía la maleta, Nina permanecía lo más cerca posible no fuera a ocurrir que nos olvidáramos de ella. Teníamos todo preparado para irnos de vacaciones. ¿Dónde?. Cerca de Trillo y al lado del río Tajo en la provincia de Guadalajara. Estoy convencida de que en los sueños de la perra aparecía este lugar porque sus patas intentaban correr y saltar hasta durmiendo.<br />
<br />
El viaje en coche siempre la excitaba mucho, sobre todo cuando notaba que la velocidad del coche disminuía. Salió corriendo como una flecha en cuanto la dejé en el camino de entrada a la casa. Unos cuantos ladridos amenazadores de ¡ aquí estoy yo! y algunas vueltas a la casa en misión de reconocimiento no bastaron para calmar su explosiva alegría. <br />
<br />
Decidimos llevarla por primera vez a ver el río. Había que coger otra vez el coche y bajar un buen trecho. Panzotas no paró de llorar y rascar la puerta. Cuando la soltamos brincaba y salía corriendo de repente mientras nos miraba invitándonos a hacer lo mismo. Una cuesta empinada de arena suelta conducía a la orilla que Nina bajo formando una nube de polvo. Llorando y bebiendo a la vez se metió en el agua pero sin perder pie.<br />
<br />
Llegó su papi y, aprovechando el arnés como asa, arrastró a Nina a unos pasos del borde. Ella que se vio allí en medio y que la costaba mantener la cabeza fuera del agua viró ciento ochenta grados rumbo a la costa que alcanzo resoplando con fuerza.<br />
<br />
<br />
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<a href="http://2.bp.blogspot.com/-E_LY-f8OcdQ/UP_VTXnc62I/AAAAAAAAD9w/uZBqyPbej_U/s1600/nina+nadando.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://2.bp.blogspot.com/-E_LY-f8OcdQ/UP_VTXnc62I/AAAAAAAAD9w/uZBqyPbej_U/s640/nina+nadando.jpg" width="640" /></a></div>
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<br /></div>
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<em>Tengo que llegar a la orilla</em></div>
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Desde allí suplicaba sentada sobre sus cuartos traseros y agitando las patas delanteras en el aire con avidez. No sabíamos si quería que saliéramos del agua para estar con ella o que la lleváramos en brazos hasta el centro del río con nosotros pues ambas cosas la encantaban, aunque siempre fueran acompañadas de lloriqueos.<br />
<br />
A mi me tenía en vilo. Recorría frenéticamente la orilla buscando el lugar más cercano a nosotros y de vez en cuando se metía entre los juncos donde no hacía pie y la costaba mucho recular para alcanzar tierra. Temía que su cabeza quedara bajo el agua.</div>
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En parte sus ganas de salir creo que se debían a lo fría que estaba el agua porque nada más hacerlo empezaba a revolcarse en la arena, desde primer pelo de la cabeza hasta el último de la cola. Conclusión: quedaba como una croqueta de barro.<br />
<br />
La hacíamos pegarse una buenas carreras por el camino de vuelta y perdía algo del reboce al secarse. Al meternos en el coche descubrimos que mojada dejaba un aroma intenso a perrufla (término inventado por mi amiga Margarita) a parte de ir soltando cantidad de arena. Menos mal que habíamos colocado en el asiento su manta.<br />
<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-1036086439293463822013-01-11T00:19:00.000-08:002013-03-13T10:19:17.284-07:0020 - Veo la calle<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
Llegaba el verano y subía la temperatura. Nina como perro originario de las tierras altas de Escocia no lo llevaba muy bien. Los weties tienen una doble capa de pelo. En el interior pegada a la piel una capa fina, suave y tupida para proteger del frío y del agua y otra capa de pelo duro, más largo, exterior. Un efectivo abrigo de piel para el invierno húmedo pero poco útil contra el calor.</div>
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Cuando no la veía ya sabía donde andaba: en la habitación orientada al norte, donde nunca entraba el sol, debajo del armario y pegada a la pared. A veces la arañaba y llegó a excavar un hueco para estar más fresca.</div>
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También la gustaba, nada más entrar de la calle y después de subir unos cuantos pisos de escaleras para llegar a casa, plantar la barriga en el suelo de baldosas que estaba muy fresquito. Parecía una rana con todas sus patas totalmente estiradas.</div>
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</div>
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Otro de sus trucos consistía en arrastrarse bajo el armarito del lavabo para pegar la panza al cierre metálico del bote sifónico. Como pasaba el agua fría era uno de sus sitios preferidos para echarse una siesta.</div>
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Una mañana que estaba regando las plantas ella estaba con sus patas delanteras apoyadas en la pared intentando olisquear el aire de la calle que entraba por la ventana. Tenía una mesilla pegada a esta y la subí para que cotilleara un poco. Fui por más agua para continuar regando y cuando regresé ¡el corazón me dio un vuelco!. ¡ Vi como se estaba paseando por las tejas fuera de la barandilla sin protección ninguna contra una caída al vacío!.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSwcHPrvWVavyQttEjjgdgFgPwa97ILJyfHHSFFPw8snWL-96Uc4Mig5rWt9SeKGftLCClmNw63rZ8gSJlJHYl5v_RlAy1pP5KG57OQ88GxAWNUPm4F14XWtdkdlxrnaMjSm2K3P12YSs8/s1600/nina+ventana.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSwcHPrvWVavyQttEjjgdgFgPwa97ILJyfHHSFFPw8snWL-96Uc4Mig5rWt9SeKGftLCClmNw63rZ8gSJlJHYl5v_RlAy1pP5KG57OQ88GxAWNUPm4F14XWtdkdlxrnaMjSm2K3P12YSs8/s640/nina+ventana.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<div align="center">
<em>Veo la calle</em></div>
<br />
Mi primera intención hubiera sido gritar ¡Nina! pero como no podía saber cuál iba a ser su reacción mantuve la cabeza fría y como no me estaba mirando a mi sino hacia afuera, sigilosamente me acerqué, la agarré por el lomo y la metí de nuevo en el salón. ¡Que horror pensar en Panzotas cayendo por la ventana!<br />
<br />
Y es que la perra tenía mucho de gata.<br />
<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-56436594016203861002013-01-04T00:05:00.000-08:002013-02-14T06:37:51.548-08:0019 - ¡Hazme caso!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
Ya habíamos visitado el taller de grabado en más ocasiones y Nina ya se estaba acostumbrando a que dentro de la caja-corral lo mejor era dormir. Después de lo de la tinta solo nos atrevíamos a soltarla cuando podíamos ir tras ella y aún así cuando terminaba el paseo parecía más la escoba que una perrita. Iba cubierta de pelusas y telarañas. Repasaba mejor los rincones y debajo de las mesas que la chica de la limpieza.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
Había veces que rascaba y rascaba las paredes de la caja con tanta insistencia que la sacaba y la dejaba sobre una silla con ruedas porque sabía que de allí no se atrevía a tirarse. Cuando intentaba hacerlo la silla se movía y ella al verse inestable desistía y se ponía a lloriquear. </div>
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</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
Una de esas veces me llevé una gran sorpresa. Con el rabillo del ojo noté algo extraño y al volverme a mirarla la descubrí sentada pero ¡con las dos patas delanteras en el aire!.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj69RJUKvH-k7ImkzJSkavXHCEcpilGa1aXZV4rx8o5hHo4OvVpUimgPMWsjtzZebZHQGewMDp-R4ckOzHKWTZdUMYFIm5sRMiC3qQ0N84jvGsj88y_qNQTX7SU1gy0BaOTU6oIEdmnnpQ9/s1600/nina-pide.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj69RJUKvH-k7ImkzJSkavXHCEcpilGa1aXZV4rx8o5hHo4OvVpUimgPMWsjtzZebZHQGewMDp-R4ckOzHKWTZdUMYFIm5sRMiC3qQ0N84jvGsj88y_qNQTX7SU1gy0BaOTU6oIEdmnnpQ9/s1600/nina-pide.gif" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<em>¡Hazme caso!</em></div>
<div align="center">
</div>
<div align="center">
</div>
Mi asombro no acabó ahí. Al decir ¡Pero Nina! ella comenzó a agitarlas arriba y abajo, las dos a la vez a toda velocidad. Yo no daba crédito a lo que veía. Avisé a mi padre y se quedó pasmado. Ella llamaba mi atención para que yo la bajara de ahí. Era como un oso polar a escala.<br />
<br />
Arturo me dijo: Ya no tienes que volver a trabajar. Monta un show con tu perra y te harás rica.<br />
<br />
Cuando se lo conté a Rafa, ya en casa, hicimos un experimento. El gritó "¡Cerilla! y por supuesto Panzotas apareció al instante dispuesta a comerse el mundo. Mientras miraba el fósforo la indicamos que se sentara e hipnotizada ante la posibilidad de que la cerilla se encendiera de manera espontánea conseguimos que, de nuevo sentada sobre el culo y meneando patas, nos pidiera con insistencia que la prendiéramos fuego.Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-32672447294922493872012-12-28T01:26:00.002-08:002012-12-28T01:26:53.734-08:0018 - !Soy libre!<br />
Cristina cogió a Nina debajo del brazo y nos fuimos a su peluquería. Decidimos que, para que el trauma fuera menor, la primera vez solo la cortaríamos el pelo. Nada de baño y nada de secador. La puso sobre la mesa de corte y ella se acercaba al borde me miraba a mi pidiendo auxilio y después al suelo que estaba muuuy lejos, muuuy abajo. La sujeté mientras Cris enchufaba la máquina de cortar el pelo. Se me subía encima nerviosa y cuando escuchó el ruido de la máquina la entró la desesperación. Lloriqueaba mientras yo intentaba mantenerla en la misma posición pero cada vez que notaba la máquina vibrando sobre el lomo se revolvía y la tiraba bocados. Cada vez más alterada pretendía tirarse de cabeza al abismo que suponía la altura de la mesa.<br />
<br />
Cris me pidió que saliera para ver si no estando yo la podía manejar y controlar mejor. Desde la sala de espera escuchaba a mi amiga decir, a veces medio gritar ¡Estate quieta! ¿eh?, ¡Pero oye, no me muerdas! ¡Ya! ¡Quieta! ¡Pero como eres tan mala!. Unos momentos de silencio y vuelta a empezar con la regañina. Después de un buen rato se abrió la puerta y Panzotas salió corriendo hacia mi con la lengua fuera. ¡Menudo sofocón tenía encima la perra!. <br />
<br />
¡Estaba muy guapa!. Parecía más delgada y ¡sus orejas se habían reducido a la mitad! Lúdobich, la Gordita, Carlotilla, Nina, Cristina y yo nos fuimos a tomar el aire fresco del mes de mayo a un parque cercano. Ahí ya pude mirar a la blanca desde cierta distancia.<br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtJzIIKsKOlB8QzFQ4rLbdwtrOC0SMW_dRFs-C0WBdU0pt9fUpRSttOZ9CBjk_gJ7esw6rTDakVUD7SQOlH-KS9lqw3dATqNwxWi13cPeD3vay6RWwkuDOJpm2sNw3rxDi65_XPkre4zW-/s1600/nina+corte+pelo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtJzIIKsKOlB8QzFQ4rLbdwtrOC0SMW_dRFs-C0WBdU0pt9fUpRSttOZ9CBjk_gJ7esw6rTDakVUD7SQOlH-KS9lqw3dATqNwxWi13cPeD3vay6RWwkuDOJpm2sNw3rxDi65_XPkre4zW-/s640/nina+corte+pelo.jpg" width="640" /></a></div>
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<em>¡Soy libre!</em></div>
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Le dio un fuerte ataque de carreritis aguda durante un rato. Se desfogó terminando con una sesión de restregado y frotado con todo tipo de flores.</div>
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Conversando con mi amiga me convenció, ya que en esos momentos yo no tenía trabajo, para que aprendiera el oficio de peluquera canina con ella, ella sería mi maestra. Y ahí empezó una nueva etapa para mi. Todo gracias a Panzotas.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-25339495409666553502012-12-21T00:16:00.000-08:002012-12-30T13:01:34.831-08:0017 - Mis amigos<br />
Un amigo de Rafa al que todos llamábamos Kichín y Cristina, su pareja, habían abierto una Clínica Veterinaria. Mi amiga tenía una nueva profesión. Se dedicaba a la peluquería canina y felina. Ni corta ni perezosa pensó que la mejor manera de ejercerla era montando ella el negocio. Como Nina ya tenía unas greñas muy desiguales que multiplicaban por dos el tamaño de sus orejas, parecía más un burrito de peluche que una perrita, decidí llevarla a la pelu.<br />
<br />
Allí conoció a unos nuevos amigos con los que correría muchas aventuras. La familia canina de Kichín y Cris en esos momentos constaba de Lúdobich, un Schnauzer gigante negro que tenía a veces más capacidad de decisión y más autoridad que muchas personas, Carlotilla, una Yorkshire negra y fuego diminuta más buena que el pan y Gordita que era otra yorkshire plata y fuego de la edad de Panzotas. La pobre tuvo el moquillo de bebe y consiguió sobrevivir aunque el esfuerzo dejó sus orejas caídas sobre la cabeza. También tenían un hámster color galleta.<br />
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<em>Mis amigos</em></div>
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Nos invitaron a comer. Nos sentamos todos alrededor de una mesa baja de salón. Los perros también se sentaron cerca. Sirvieron la comida en ella y ocurrió algo sorprendente. Lúdobich guardaba una respetuosa distancia entre el y los alimentos y si cualquiera de las perritas sobrepasaba la distancia que el consideraba de seguridad para robar algo sacaba todos sus dientes a relucir y casi sin gruñir y sin movimiento alguno conseguía que sus competidoras volvieran a su sitio sin rechistar. ¡Había que ver esa hermosa dentadura al descubierto! ¡Yo también me habría estado quietecita!. Otra cosa es que tú les dieras algo, entonces el seguía el recorrido de la mano con la máxima atención pero no gesticulaba.</div>
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Después de aquella tensa sobremesa para Nina, acostumbrada a hacer lo que le venía en gana, tuvo que pasar la siguiente prueba de fuego.</div>
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Cris sacó el hamster de la jaula y le puso sobre la mesa. ¡Otro Puchi!. Panzotas fue enseguida a investigar pero frenó en seco porque en un pispás se encontró observando de cerca los colmillos del Schnauzer. ¡Que fastidio! parecía pensar mi perrita. Mi amiga dijo ¡cuida de el, Lúdobich!. El perrazo sacó su instinto protector y se pasó todo el rato dando vueltas a la mesa impidiendo con su enorme hocico que el roedor se tirara al suelo. Increíble ¿no?</div>
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A Nina se la veía un poco cohibida, se sentía limitada. Pero pronto le tocaría pasar la prueba máxima: ¡La de la máquina de cortar el pelo!.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-38396198353446901902012-12-14T00:04:00.001-08:002012-12-14T00:04:25.005-08:0016 - ¡Cazar al Puchi!<br />
En otra de las innumerables visitas a casa de mis padres, Nina descubrió que existía un animal desconocido al que llamábamos Puchi. Era un pequeño hámster ruso muy tranquilo y dócil.<br />
<br />
Primero la intrigó el chirrido de algo que se movía sobre la mesa, lejos de todos los humanos que andaban por casa. Sonaba la rueda al correr el roedor. La perrita intentaba mirar arriba sujetándose con sus patas traseras y apoyando las delanteras en una silla. Le entraba la deseperación y se quejaba emitiendo un perfecto combinado entre gruñido y lloro lastimero.<br />
<br />
Decidimos bajarle la jaula al suelo para que se conocieran.<br />
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<em>!A cazar el Puchi!</em></div>
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<em></em> </div>
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Acercó la narizota a los barrotes y el hámster la olisqueó. Ella, rápido, introdujo como pudo dos colmillos, errando en su amago de pellizcar al Puchi. Dos tentativas más y el ansia le llevó a golpear con la trufa toda la jaula, varias veces, desplazándola un buen trecho. El hámster siguió comiendo pipas aunque se tambaleaba a cada empellón, ajeno al feroz enemigo que le asediaba fuera. Tuvimos que esconder al pobre bicho en otro lugar de la casa porque Nina se desesperaba.</div>
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En una salida a la calle, de paseo por un parque íbamos mi madre, Lupe, Nina y yo. Como la blanca se había quedado atrás miramos y vimos que llevaba algo en la boca, algo muy reconocible. Colocado en la posición correcta mordisqueaba ¡un chupete!. Azul pálido, le quedaba monísimo puesto ¡para comérsela a besos!</div>
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Hubo una actividad que comenzó a practicar. Perseguirse el rabo gruñéndole. Es algo que no se muy bien porqué hacen los perros ¿Les picará? ¿Les incitará la desesperación que produce no poder llegar nunca a alcanzarlo? ¿Será jugar por jugar? ¿Un indicio de locura pasajera? ¿Aburrimiento?. Había veces que daba tantas vueltas que perdía la orientación y el equilibrio dando algún tumbo.<br />
<br />
Y por supuesto después de una buena siesta, bostezo con lengua enroscada hacia dentro como un matasuegras y unos segundos de estiramientos. Primero, patas delanteras estiradas paralelas pegadas al suelo y culo en pompa y segundo, patas delanteras como para permanecer de pie y patas traseras en línea recta con el lomo.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-69976565061571603722012-12-07T01:34:00.002-08:002013-04-05T12:28:27.032-07:0015 - ¡¡Qué daño!!<br />
Los demás días en el campo fueron disfrutados al máximo por Nina.<br />
<br />
Se despertaba por la mañana, te miraba y le preguntabas ¿qué quieres? y corriendo te llevaba a la puerta de entrada. Era feliz al no tener que ir atada. Abrías y salía como un toro, ladrando y a toda velocidad hacia el portón de la verja. Cuando comprobaba que todo estaba en orden, que no había intrusos, hacía un pis. La gustaba mucho hacer como las ardillas. Roía las piñas verdes y tiernas y se las comía. La dejaba a su aire y yo me metía a desayunar. <br />
<br />
Al volver a salir, ya que me extrañé porque no llamaba rascando, me llevé un buen susto. La vi paseando por fuera de la valla. ¿Como has salido? le dije y entré en la casa a buscar una galleta. Se la enseñé y me aparte un poco. Unos metros más allá había cavado un poco la tierra donde la alambrada estaba más separada del suelo y ahora volvía a entrar por el mismo lugar. ¡Qué lista!. Tuve que llevar un pedrusco para tapar el hueco.<br />
<br />
Bajamos al pueblo a hacer algo de compra. Eso también la gustó mucho. Rápido, el cocker Blacky de la tienda mercería-ferretería-zapatería-distribuidora de gas se interesó mucho por ella. En la plaza del Ayuntamiento nos encontramos con unos amigos de Rafa. Llevaban un bebe de unos meses en brazos y no se me ocurrió mejor idea que subir a los míos a Panzotas para que los infantes se conocieran. El nene, en un suspiro enganchó a la perrita por los bigotes con fuerza y tiró de un lado para otro. <br />
<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<em>¡Qué daño!</em></div>
<br />
Yo no sabía que hacer pensando que en pocos segundos Nina le iba a arrear un bocado. Pero no. Para mi sorpresa la pobre aguantó estoicamente, o puede que tuviera atenazados los pelos de tal manera que no pudiera ni abrir la boca, hasta que la madre consiguió abrir la manita y liberar las barbas. A partir de ese momento sus relaciones con los niños fueron lo más distantes posibles.<br />
<br />
Para que se relajara bajamos a una canalización del río que iba al descubierto y estuvo bebiendo. Toda su intención fue meterse en el agua pero como no sabía cuanto cubría no se atrevió y menos mal porque hacía un frío que pelaba. Ella veía a los patos y quería hacer lo mismo.<br />
<br />
Y se terminó la Semana Santa y no hubo más remedio que regresar. La vuelta a la ciudad la devolvió a la calma relativa. El día siguiente se lo pasó casi entero durmiendo.<br />
<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-40095338571785604642012-11-30T00:45:00.001-08:002013-02-28T07:23:19.475-08:0014 - Yo me seco<br />
La Semana Santa pusimos rumbo a Trillo, un bonito pueblo de La Alcarria.<br />
<br />
Papi, mami y perrita llegamos, después de dos horas largas de viaje en coche, a la casa de campo de los otros abuelos. Nina, atada al broche del cinturón de seguridad de los asientos traseros, se había portado muy bien. Solo rascó la puerta unas veinte veces y lloriqueó otras tantas mientras miraba, poniéndose a dos patas, por la ventanilla aunque la mayor del tiempo lo paso durmiendo a pierna suelta.<br />
<br />
Siempre parábamos antes de abandonar la autopista en una gasolinera. Allí no hubo más remedio que sacarla porque se puso de los nervios. Aprovechó e hizo un pis.<br />
<br />
Nada más llegar al camino de tierra que conducía a la casa ya no lloraba, se lamentaba amargamente. Tuve que desatarla y dejarla salir la primera. ¿Sabeís los juguetes de cuerda que funcionan mientras están en el aire y nada más posarlos en el suelo salen disparados?. Pues eso mismo hizo Panzotas. Ladrando y gruñendo a la vez por si alguien no se había percatado de su presencia.<br />
<br />
Se puso a inspeccionar toda la finca. Mientras metíamos los bultos en la casa ella se quedó fuera hasta que llamó a la puerta arañándola con fuerza. Rafa se dispuso a preparar un agradable fuego en la chimenea. La casa permanecía mucho tiempo vacía y estaba helada. Con todos los papeles, palitos y palotes colocados fue y encendió una cerilla. ¡En que hora!. La perra se tiró de un salto gruñendo como loca a por ella. Menos mal que su papi reaccionó y levantó la mano. Si no se la hubiera metido entera en la boca. ¿Y eso? nos preguntamos los dos. Pues ni idea. El caso es que, a partir de ese momento, cada vez que encendíamos una, la Nina venía como una exhalación de donde estuviera a matar a la cerilla. Incluso si simulabas hacerlo imitando el sonido del fósforo cuando prende, también, no hacía falta ni cerilla siquiera.<br />
<br />
Decidimos respirar aire puro y estirar un poco el cuerpo y nos fuimos a subir la montaña. Solo había que salir por el portón de hierro y empezaba la zona salvaje, llena de encinas, pinos y musgo. La enana se había transformado, estaba alerta, eufórica, feliz. Todo estaba mojado. Había estado lloviendo y el cielo era gris. Subimos un buen trecho por una torrentera sin agua y encontramos un árbol caído y muerto que papi trocearía los siguientes días con un hacha. <br />
<br />
De vuelta, Nina se había empapado. Tenía la barriga que chorreaba agua. Lo arregló enseguida. Fue delante de la chimenea donde había una tupida alfombra y se puso a gatear cuerpo a tierra. <br />
<br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGHgtV05qQTXnxKguBkKAc6x-XNDJs4sFuF7uVdj6Q8tHidCfJLhHPPTTW3bJyDw7XtOqjECyJvMiqcmcuhoRoJnLnwWj8sdI3zr2tuzrRFvi0xkwRmItk1VWxCcyOtY_Z4qSLFHrtqzzk/s1600/nina-se-arrastra.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGHgtV05qQTXnxKguBkKAc6x-XNDJs4sFuF7uVdj6Q8tHidCfJLhHPPTTW3bJyDw7XtOqjECyJvMiqcmcuhoRoJnLnwWj8sdI3zr2tuzrRFvi0xkwRmItk1VWxCcyOtY_Z4qSLFHrtqzzk/s1600/nina-se-arrastra.gif" /></a></div>
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<br /></div>
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<em>Yo me seco la panza</em></div>
<br />
Se le daba muy bien, era toda una experta. Seguramente podría meterse sin problema dentro de cualquier madriguera.<br />
<br />
Ya tarde, con el fuego convertido en brasas, Panzotas y yo nos fuimos a la cama. La preparé un conjunto de ropa y cojines en el suelo de la alcoba que la pareció ideal o estaba tan molida que le dio igual. El caso es que durmió como una bendita.<br />
<br />
<br />
<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-53684887310693387462012-11-23T03:41:00.001-08:002012-11-25T15:19:16.243-08:0013 - ¡Este perfume mola!<br />
Desde casa de los abuelos, ellos, Lupe, Nina y yo decidimos ir a pasar el día en el campo. Era una zona de cultivo de cereales, en esos momentos roturada y dejando descansar la tierra.<br />
<br />
Lupe era una perrita boomerang. Toooodo el camino se lo pasaba corriendo hacia adelante y volviendo, corriendo hacia adelante y volviendo. La llevamos un aro para tirárselo y que al menos las carreras que se daba no fueran en balde. Nina comenzó muy bien y la perseguía gruñendola e intentando darle alcance. Pero al quinto intento de cobrar ella el aro nos esperó oliendo cosas hasta que la alcanzamos mientras la yorky seguía a lo suyo.<br />
<br />
La rubia solía volver a casa llena de arrancamoños. Con ese pelo tan largo era normal. A veces se paraba porque ya no podía más de la incomodidad e intentaba quitárselos estirando con los dientes. Le era muy difícil porque tenía prognatismo mandibular inferior muy marcado. En otras palabras, los dientes de la mandíbula inferior sobresalían de los de mandíbula superior y no enganchaban casi nada. Por eso era gracioso verla gruñir. Ponía la boca como para decir "O". Cuando cogía su aro parecía que iba colgando de los dientes de abajo como de una percha.<br />
<br />
De pronto vi a la blanca revolcándose en algo. Frotaba un lado de la cabeza para acabar tumbada boca arriba contoneando el cuerpo. Me acerqué rápido y descubrí que era sobre una urraca, muerta hacía tiempo, contra lo que se restregaba. ¡Puag!. Menos mal, ya no olía a nada, al menos para mi. La grité ¡fuera de aquí!.<br />
<br />
Llegamos a los lindes de una granja de vacas. Ya lo veníamos notando desde hacía rato. La proximidad de las rumiantes había hecho crecer la hierba de manera salvaje. Era alta y verde como ninguna de la zona. Y vi salir a Nina de entre ella. Estaba sucia. Llena de ¿barro?. ¡No! ¡No podía ser eso! ¡Si!. Solo hubo que acercar un poco la nariz a su cabeza. ¡Era caca da vaca!<br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8k_jcwETKgjbI8kI7d9ZU8Z6wo5k1Iq1GPeM32z8TQZJWbjFhCXgu3p70WevEWBOcrtaqOEcGgfjih-_00cXyKr3VfB84K7NlyfCPsG4TUnJjUUCFYPWHZNT1P2OjZ_AtXrUgSO1deGkd/s1600/nina+y+lupe.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8k_jcwETKgjbI8kI7d9ZU8Z6wo5k1Iq1GPeM32z8TQZJWbjFhCXgu3p70WevEWBOcrtaqOEcGgfjih-_00cXyKr3VfB84K7NlyfCPsG4TUnJjUUCFYPWHZNT1P2OjZ_AtXrUgSO1deGkd/s640/nina+y+lupe.jpg" width="640" /></a></div>
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<em>¡Este perfume mola!</em></div>
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La perseguí por todo el campo llamándola guarra, sucia y más cosas que no puedo poner.</div>
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A su manera, cada perrita se lo había pasado genial. Llegaron molidas a casa y nosotros también. Unos kilómetros de paseo siempre son un buen ejercicio.</div>
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</div>
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Quedaba el remate. Mi madre quitando arrancamoños mientras Lupe la tiraba tarascadas y yo bañando a Nina con urgencia y enjabonándola dos veces. Ni así desapareció del todo el olor.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-30915555275230939882012-11-16T01:29:00.001-08:002012-11-16T04:07:54.878-08:0012 - ¡¡Qué miedo!!<br />
<br />
Un día que hacía solecito decidimos irnos a pasear por el Parque del Retiro. Ya sabéis que los perros no pueden viajar en transporte público a menos que vayan encarcelados así que nos fuimos paseando.<br />
Más bien fui andando yo porque cuando Nina vio que nos alejábamos mucho de casa empezó a pararse en seco, tirando hacia el lado contrario cada poco tiempo, y mirándome a los ojos parecía preguntarme "¿dónde vamos tan lejos? Es por allí". Opté por llevarla en brazos a tramos. Ella encantada, claro.<br />
<br />
Todo cambió al descubrir un sitio tan grande, lleno de arena, de césped y de perros de todos los tamaños y colores.<br />
<br />
Decidí soltarla en una bonita pradera cubierta de verde. Panzotas empezó a triscar alegremente y de pronto metió el turbo y salto sobre las caras de una pareja de adolescentes que estaban a lo suyo, tumbados en el césped, besuqueándose. ¡Qué susto se pegaron los pobres!. Yo llamándola y Nina intentando lamerles la cara. Como vio sus cabezas a su altura creyó que estaban ahí esperándola a ella. Menos mal que se lo tomaron a risa y la acariciaron mucho. Tendría que vigilar que no hubiera gente recostada en el suelo cerca.<br />
<br />
Seguimos andando y nuestro camino nos llevó cerca del estanque donde había ocas. Cada una era como seis veces la perra. Y supongo que sabéis que tienen mal genio si se ven amenazadas. Pues la enana salió corriendo y ladrando detrás de una. La oca al principio iba a escapar pero miró y calculó el tamaño y la amenaza que suponía Nina y se dio la vuelta encarándose a ella. Batiendo las alas, graznando y soltándola picotazos hizo que Panzotas virara en redondo huyendo despavorida.<br />
<br />
Recuperada de semejante ataque paseamos tranquílamente entre los árboles. Una chica se nos unió acompañándonos mientras amigaba con la perrita. De pronto Nina salió espantada corriendo como una loca y sin mirar a atrás, aterrorizada por algo que no acerté a saber que era. <br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6sYFMOom8Yeo9OToroS2nAPHYnKk8m9mVHSmWf0qcvGuI9znC8GTMcl27aP0CZQEorcMH4a6-V2GZ2kaC35sgepO7OTPyoxNFh_rDP8p0FoeYpfigk7rNCmsKzLKs28nMbmihNqqf1spY/s1600/nina+escapa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6sYFMOom8Yeo9OToroS2nAPHYnKk8m9mVHSmWf0qcvGuI9znC8GTMcl27aP0CZQEorcMH4a6-V2GZ2kaC35sgepO7OTPyoxNFh_rDP8p0FoeYpfigk7rNCmsKzLKs28nMbmihNqqf1spY/s640/nina+escapa.jpg" width="640" /></a></div>
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<em>¡¡Qué miedo!!</em></div>
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Yo la llamaba, la chica también y ella se alejaba a toda velocidad. La muchacha me comentó que a veces robaban perros en el Retiro. Se me encogió el corazón. Nuestra nueva amiga partió tras Panzotas que al verse perseguida aceleró la frenética carrera. Yo llevaba zapatos y no podía seguirlas tan rápido como hubiera querido. Llegué a perderlas de vista.</div>
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Angustiada durante un rato, que me pareció una eternidad, apareció la chica con Nina en brazos. ¡¡Ufff!!. Menos mal. Le di mil gracias e iniciamos el regreso. Vaya día más intenso para las dos. Llevé a Nina hasta casa en brazos todo el tiempo, besándola y acariciándola imaginando lo que no había llegado a pasar.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-65200047099879349212012-11-09T02:20:00.000-08:002012-11-09T02:32:19.818-08:0011 - Huele raro<br />
Mi padre necesitaba que iluminara grabados a mano en el taller. Como me iba a llevar tiempo le pedí permiso para llevarme a perrita conmigo y el accedió encantado.<br />
<br />
Cuando llegamos las dos, Nina, que había recorrido todo el camino andando con su nuevo arnés, entró en el local curioseando todo. Alguna vez reculó de golpe al ver una caja que ella creía sospechosa de atacarla pero enseguida comprobó que estaba inanimada dándole toques con su narizota a ver si cobraba vida. Se dio un susto al verse reflejada en un espejo que llegaba al suelo y estuvo gruñendo a su propia imagen hasta que llegó sigilosa, andando muy despacio, a darse de bruces con ese perro. No conseguía llegar hasta el por los lados ni tampoco lo veía por detrás porque desaparecía. No comprendiendo este enigma escuchó a Arturo llamarla desde otra habitación y corrió en su busca.<br />
<br />
El saludo oficial entre mi padre y Panzotas consistía en unos recios manotazos en el lomo mientras ella, feliz moviendo su rabo, echaba las orejas hacia atrás y encorvaba el cuerpo para recibir el golpe. Cerraba un poco los ojos cuando lo notaba pero de inmediato, moviendo todo el culo de un lado a otro, volvía hacia el pidiendo más.<br />
<br />
Mientras preparaba mi mesa de trabajo, Nina siguió inspeccionando todos los rincones. En uno de mis viajes a por material vi que el suelo estaba lleno de ¡Aaah! ¡Huellas de perro en tinta plateada!<br />
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<em>Huele raro</em></div>
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Las seguí y atrapé a la culpable cogiendola en volandas. Era tinta que solo salía con disolvente o petróleo. Arturo se puso a quitar las manchas del suelo y descubrió donde había ocurrido todo. Bajo una mesa, una caja abierta contenía muestras de color de tintas en pequeñas cajas abiertas. Nina había pisado y roto la muestra plateada.<br />
<br />
Me llevé a la enana al baño. En una pila grande, primero froté bien sus pies con petróleo y luego tuve que lavárselos y <span style="background-color: white;">volvérselos a lavar</span> con jabón especial. Después secador. Que trasto de perra.<br />
<br />
Cuando terminé, Henry, un compañero de trabajo de mi padre, montaba y cortaba una enorme caja que usaríamos, al menos de momento, como corral para que Nina no pudiera hacer de las suyas pero sobre todo pensando que podría haberse envenenado.<br />
<br />
No la gustó mucho verse limitada a aquel espacio. LLoriqueaba y rascaba las paredes de su prisión. Más de una vez tuve que subirla a mi regazo mientras pintaba para que se tranquilizara.<br />
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<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-27186924109246821042012-11-02T02:51:00.004-07:002012-11-04T02:28:23.967-08:0010 - ¡Es la emoción!<br />
Y llegó el día de salir a la calle.<br />
<br />
Era un día de invierno pero de sol y después de otros de muchas lluvias. La bajé en brazos porque desde un quinto y sin ascensor me parecía de pronto excesivo. Cada escalón casi tenía su misma altura.<br />
<br />
Patitas en la acera. Nina mirando todo desde abajo. Un comino blanco que no sabía hacia donde ir porque todo era super interesante.<br />
<br />
Un problema: la correa. El tiempo y la costumbre habían conseguido que dejara de rascarse e intentar quitarse el collar del cascabel. Ahora intentaba sacar la cabeza a tirones, la muy bruta, para poder andar libre por ahí. Tendría que comprar un arnés.<br />
<br />
Llamando la atención como siempre, y corriendo de un lado a otro, hice más relaciones sociales en un momento que en los cuatro años que llevaba en el barrio.<br />
<br />
Decidí soltarla un poco en algún lugar donde no hubiera tráfico y la tuviera controlada. Nos fuimos al parque. Sorteando charcos encontré un espacio con césped y la liberé de su tremenda tortura.<br />
Allí descubrió un mundo nuevo, ancestral, con plantas, arena y...¡¡mucha agua!!. El primer charco que vio lo cruzó por el centro. No le faltó mucho para echarse a nadar. Y lo peor es que era feliz, muy feliz. Yo estaba horrorizada pensando en el moquillo que le iba a dar. Pero ella estaba tan pancha. Le dieron varios accesos de carreritis aguda. Otros perros vinieron a saludar. Algunos la miraban con cara de "que loca y que joven eres" y otros la seguían en su locura. Descubrió unos cuantos carnés de identidad perrunos: culos.<br />
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Un alto en el camino y ¡una caca!. ¡ Estaba haciendo caca en el parque!. Eso era algo para celebrar.<br />
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<em>¡Es la emoción!</em></div>
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Faltaba el pis. Empezó a nublarse y como Nina estaba muy mojada decidí dar por concluido su primer día de paseo y subirla a casa para aclararla, quitarle todo el barro pegado y secarla. </div>
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Ese día hice otro descubrimiento. Le encantaba el secador y mi mano frotándole todo el cuerpo mientras. Parecía sonreír de gusto mientras y se sacudía, se retorcía y empujaba su cuerpecillo hacia mi. Una vez en el suelo corrió como loca hacía la alfombra para acabar de rascarse y colocarse el pelo revolcándose y arrastrándose como una posesa.</div>
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Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-21246750215290655772012-10-26T01:35:00.000-07:002012-10-31T03:01:06.151-07:009 - ¡Déjame ya!<br />
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La siguiente visita resultó ser la más descontrolada.<br />
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Fui con Nina en metro dentro de su bolsa. Ya sabéis que eso en Madrid no está permitido. Tienes que llevar al perro en un transportín a menos que sea uno de la ONCE. Pasamos rápido y disimulando por la taquilla cosa un poco difícil porque a la perrita le gustaba llevar la cabeza fuera. Además todo le parecía muy interesante y en cuanto conseguí asiento y puse su bolsa sobre mis rodillas sacó medio cuerpo fuera. Lograba meterla de nuevo pero tenía calor y al minuto se salía fuera otra vez. Así que abrí la cremallera para que estuviera más fresca. Menos mal que la mayor parte de los viajeros iba con una sonrisa de oreja a oreja mirándola. No parecían asustarla ni los pitidos ni los ruidos que hacían las puertas.<br />
<br />
Llegamos a casa de mi abuela y de su hermana que vivían juntas. Una tenía 87 años y la otra 89. Las dos se deshicieron a besos y no pararon de sobar a Nina. A mi abuela siempre le gustó llamar a los perros "chilili". Mi madre había llegado también. La perrita se puso a investigar la casa y yo detrás porque nunca sabías que podía encontrarse debajo de un armario o detrás de una puerta.<br />
<br />
Antes de la hora de la comida le pusimos primero a la enana su platito de pienso para que no nos diera la brasa. Pero yo, conociendo a la abuela Concha y a la tía Pepa, intuía que la perra iba a salir de allí a punto de reventar. En cuanto mi abuela creía que no la estábamos mirando tiraba a hurtadillas un trozo de pan, como para un mastín, al suelo. Yo corriendo me metía debajo de la mesa y le quitaba a Nina la mayor parte y le pedía a mi abuela que no lo hiciera más. Al rato otro mendrugo caía al suelo. Así me pasé toda la comida.<br />
<br />
Una vez recogido todo, subimos a Panzotas a la mesa para que mi tía Pepa, que tenía una prótesis de cadera no se tuviera que agachar. Entonces la sujetó por una pata mientras que con un dedo nudoso y casi rígido por la artrosis de la otra mano la daba golpes en la nariz y decía "tienes que ser una perrita buena".<br />
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<em>¡¡ Déjame ya !!</em></div>
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Y fue visto y no visto. Al quinto golpe en la trufa, Nina abrió la boca y ¡ñam! le mordió el dedo. Mi tía instintivamente lo retiró y los dientecillos de alfiler cortaron la piel. Yo tuve que intervenir dándole un toque en el morro a la perra y regañándola, aunque la verdad, parte de razón no le faltaba por pesada.<br />
<br />
Panzotas estuvo empachada durante dos días pero fue ¡Prueba superada!.<br />
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<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-4185838211715573522012-10-19T13:13:00.000-07:002013-02-21T03:57:30.228-08:008 - ¡¡ Muy lista !!<span style="background-color: white;"></span><br />
<span style="background-color: white;">E</span>ra una perrita muy linda. Podías explicarle las cosas que ella siempre te prestaba mucha atención. Te miraba a los ojos con las orejas muy tiesas y giraba un poco la cabeza primero hacia un lado y luego hacia el otro intentando comprender todo lo que la contabas. Casi hacía un giro completo cuando exclamabas ¡¡muy lista!! ¡¡ Nina es muy lista!!.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6plD83AJoA4MzFa8rD9wEqre9mNcj1gSNj4ibtpd4DihcwbQZTZijZ3OQONHt7EZuPH-_efTTUYbuurih6uq1K_cLcBwlIuoX-ZU4UP-Ev8dEODfv4-pi8cd7cD-2lgy-HFWLa1FBInmw/s1600/nina-gira-cabeza.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6plD83AJoA4MzFa8rD9wEqre9mNcj1gSNj4ibtpd4DihcwbQZTZijZ3OQONHt7EZuPH-_efTTUYbuurih6uq1K_cLcBwlIuoX-ZU4UP-Ev8dEODfv4-pi8cd7cD-2lgy-HFWLa1FBInmw/s1600/nina-gira-cabeza.gif" /></a></div>
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<em>¡¡Nina es muy lista!!</em></div>
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Te ponías a extender papeles o cartones por el suelo para hacer alguna chapuza y allí estaba ella, sentada encima o pisándolos con la pata mientras los hacía trizas con lo dientes. Habría servido como destructora de documentos.<br />
<br />
Dejabas la ropa sucia a los pies de la lavadora porque no cabía más y al rato te encontrabas a panzotas durmiendo encima, tan a gusto, en el séptimo cielo. Eso me sirvió muchas veces para que se quedara tranquila mientras salía a comprar. La colocaba la ropa de estar en casa sobre su cama y se acurrucaba hasta mi vuelta.<br />
<br />
Aunque a veces descubrías hojas de las plantas rotas y masticadas por el suelo, algún zapato en otro lugar o te contaba algún vecino que se la oía llorar desde el portal. Pero que se la iba a hacer, había que salir y se tenía que acostumbrar a que no pasaba nada porque tu volvías después.<br />
<br />
Una expresión que aprendió muy rápido fue "¿que has hecho?". Rápidamente echaba las orejas para atrás, quería que se la comiera la tierra y ponía cara de ¿yo? ¿me dices a mi?. Pues no se que habrá sido ¡yo he sido muy buena!.<br />
<br />
Ya ladraba cuando escucha pasos cerca de la puerta o ruidos sospechosos en cualquier lugar de la casa. Si era su papi el que llegaba se meaba de gusto. No había cosa que la gustara más que pusieras la cabeza a su altura para lavarte la cara a lametones y mordisquillos en la punta de la nariz.<br />
<br />
Había ido a ponerla sus últimas vacunas antes de poder pasear por la calle. Y algo pasaba porque sacudía mucho la cabeza. Eran ácaros en el oído. ¡Puag, pobre Nina!. Tendría que limpiárselos con un bastocillo y ponerle unas gotas. Cerraba los ojos de gusto cuando lo hacías o la rascabas las orejas.<br />
<br />
¡Ya solo quedaban dos semanas para el gran acontecimiento!<br />
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<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-871497479860685976.post-24238435901989406762012-10-12T10:30:00.000-07:002012-10-15T05:04:32.835-07:007 - ¡Quiero quitármelo!<br />
Como ya llevábamos un tiempo juntas empezábamos a conocernos mejor.<br />
<br />
La verdad es que el cuerpo de los westies no es el colmo de la belleza. Es más bien como una mortadela incluidas las manchas pero en gris. Cintura cero. Cuando terminaba de comer era como un barrilete. Por eso comencé a llamarla <em>panzotas</em> o<em> panzotites</em> como si fuera su apellido. Sus patas de huesos anchos y cortos eran fuertes y descubrí que tenía dedo y medio de color rosa en su pata izquierda mientras los demás eran tan negros como su trufa.<br />
<br />
A su "papi" le gustaba llamarla <em>tilín</em> por el sonido que hacía el cascabel. Un día, jugando, se le quedó atrapado el collar entre las mandíbulas. Gruñía, lloriqueaba y se retorcía pero no podía librarse de el.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXf7m-rwVKLB6wQZqDWEudRiH4F8pSHZ8HmVUpH3AFBx6MvGJQVKjb_ibgJzpXH3XdU3_guvA7h9uL5neglebxkZ9oY7y1MXjO-8erNfeJ3dhhn5NiCLn7X1kxFFlFV5034PzhH5hyTZIm/s1600/nina-muerde-collar.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXf7m-rwVKLB6wQZqDWEudRiH4F8pSHZ8HmVUpH3AFBx6MvGJQVKjb_ibgJzpXH3XdU3_guvA7h9uL5neglebxkZ9oY7y1MXjO-8erNfeJ3dhhn5NiCLn7X1kxFFlFV5034PzhH5hyTZIm/s640/nina-muerde-collar.jpg" width="640" /></a></div>
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</div>
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<em></em> </div>
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<em>¡Quiero quitármelo! ¡Me molesta!</em></div>
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<br />
La ayudé, claro. La veterinaria me dijo que el collar debía estar lo suficientemente apretado como para que entraran también tres dedos nuestros. Ni más ni menos. Así ni lo perdería ni le podrían ocurrir cosas como esta.<br />
<br />
Le habíamos colocado un puf bajito al lado del sillón y ya sabía subirse ella sola a echarse sus múltiples siestas. Primero dábamos palmadas al puf diciendo "sube" hasta que lo hacía y luego sobre el sillón. Así aprendió a trepar hasta arriba.<br />
<br />
Una cosa que empezaba a gustarle mucho era matar los cojines tronchándoles el cuello. Le dejamos el más viejo para ella. Rafa lo levantaba sobre su cabeza y hacía como que se lo iba a tirar mientras jaleaba diciendo "¡¡hala con el!!". Cada vez que hacía eso, Nina se recorría todo el salón corriendo esperando a que cayera el cojín del cielo. Al tercer o cuarto amago por fin bajaba volando y lo atrapaba partiéndole la columna en pedazos, o sea sacudiéndolo a izquierda y derecha con fuerza, mientras gruñía. Lo repetía una y otra vez, a la voz de ¡¡hala con el!! y del mismo movimiento del brazo que al tirarlo, hasta que la faltaba la respiración y la lengua le llegaba al suelo. Así tenía ese cuello tan ancho. Mi padre decía que no entendía como no se lo partía a si misma porque el cojín era mucho más grande que ella.<br />
<br />
Lo que no quería aprender era lo de hacer pis en el papel! Ya iba quedando menos para sacarla a la calle.<br />
<br />
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<br />Eva G.http://www.blogger.com/profile/10111806150643750169noreply@blogger.com0